– ¿De dónde sacamos los restos?- pregunta la falconera
-De las orillas, de las tinieblas enraizadas, de los laterales– responde el actor secundario.
-Hacen falta guirnaldas, papeles de colores, hace falta la música.- repite el marinero.
(Nadie habla por un momento, se hace de noche, entran los bichos de luz)
-Ahí van como faroles, pero no están encendidos.- dice la falconera, que lleva un halcón en el brazo.
Cuelgan dos, tres guirnaldas. El efecto es impreciso. El marinero se desnuda.
-¿De dónde sacamos los restos?.- dice el actor secundario, vestido de Hombre Lobo
-De los jardines multicolores, de las sillas rotas, de la espera incierta…(nadie escucha)
El marinero atrapa los bichos de luz con la mano, se cuelga por la ventana, silba.
Suena de fondo una música tenue, imperceptible. Hay varios coleópteros fosforescentes. La falconera llora (de mentira)
-Hace falta más tiempo, espejismos, hace falta el silencio.- explica el actor.
Los personajes se visten, toman sus cosas, y abandonan la escena.
Pero el diálogo no ha terminado.
el fuego
chimenea
de la casa vieja
Neptuno
entre la hoguera
aquí existió
un hotel para marinos
muertes misteriosas
capitanes
en esta misma habitación
se enfrentaron
los piratas
antes de escapar en el Gloriana
de la sala
de madera
con postigos navieros
la landlady
que sirvió su última cena
a navegantes bandidos
que duermen
en el fondo del mar
los leños se queman
chispean las brazas
en la chimenea sucia
el mismo ruido
que escucharon
mientras planeaban
el contrabando de tabaco húmedo
perlas
especies del Oriente
encajes de Brujas
robadas
entre estas paredes
escucho
el silencio que nos habla
porque se hizo
historia
en la imperfección del tiempo
por la costa abierta
el mar que ha traído
los primeros arnoldos árticos
van cayendo del cielo
como luces fugaces
los Numenius se congregan en la lejanía
estas cosas
que vemos desde el refugio
lago y los patos negros
que advierten tanto invierno
el tiempo se les ha ido de repente
por el viejo sendero de Sandwich
los golfistas a los lejos
el césped tan lisito
que no quiere
devorarse la marea
pasan los estorninos, a los gritos
por la inmensidad que nos espera
y a hay
olor a madera quemada
a musgo congelado
a vino caliente en las botas del birdwatcher
a pescador muerto
a brote en suspenso
iglesia deshabitada
la playa se llenó
de monstruos
envenenados
entonces
escuchamos las alondras
suspendidas
allá arriba
que nos cantan
será por eso
que el sol
nos dejó
así
precipitadamente?