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Esta historia tan mía

 

 
En la biografía
de mi vida
diré cosas como
sin poder confesarlo
morí tan solo
la vida que me fue indiferente
el libro
tendrá hojas
amarillentas
como si hubiera sido escrito
en otro siglo
lo repartiré entre desconocidos
para que crean que estoy loco
pondré un puesto
en el mercado de los sábados
y leeré página por página
aunque nadie me escuche
en la autobiografía
de esta, mi vida
contaré que días antes de su muerte
mamá me dijo: “Recen por mí”
Y yo le hice caso
y como loco le hablé a los objetos
del más allá
y una noche de verano y luna llena
la vi dormir
tan quieta
blanca transparente
en la habitación de mis hermanas
le pedí que se quedara
pero la oscuridad se la llevó
sin importarle
El libro de mi historia
hablará del pueblo de mi infancia
del calor de diciembre
del jazmín del país
en racimos semi-abiertos
las calles con olor a mojado
y el campo con vacas blanco y negro
que veíamos
desde la ventana del auto
Y cuando se agote la autobiografía
me dedicaré a plantar
árboles frutales
para que la simetría
de lo verde
me transforme
en jardín
exótico
de los trópicos

Asteroidea

 

Esta tarde
bajamos
a la playa
y descubrimos
decenas
de estrellas de mar
naufragadas
nos dio pena tanto desperdicio
de vida
y las fuimos
devolviendo
una por una
a la oscuridad del agua
a algunas
les faltaban
una, dos extremidades
otras se secaban
sin poder evitarlo
las gaviotas
se las iban llevando
semi-vivas
las arrojamos por el aire
hasta verlas hundirse
allá dentro
ojalá les de tiempo
para que la marea suba
y se vayan bien adentro
a poblar el Canal de la Mancha
donde parecen encenderse
cada vez
que las recuerdo

Simetría lateral

 

Al observar el rosal
planta trepadora
los tallos rojos de este año
tanta flor y nos trajo
hojas de un verde
profundo
inusitado
los pulgones
prendidos
agolpados
succionando energía
las moscas se detienen
de a una
para cuando la luz que atrape
los bichos desparejos
pero igual
las ramas se dividen
simetría lateral
y toda la planta que avanza
por esa pared
claroscuro
de pocitos
agrietada
decía que al observar la rosa
noto que me alcanza
crece
cada año
se expande
respira
la veo
formar
el entramado
del tapiz medieval
en el jardincito de atrás
la planta se alarga
trepa
se choca con otras
entrecruza
con los días
que acortan la marcha
y seguirá
allí
para cuando nos hayamos ya ido
la compré en el vivero
abandonado
de Walmer
lo admito: me atrajo
el color casi amarillo
crema espesa
“crece rápido”
me dijo el jardinero de Dover
“pero perfume le falta”
y allí va
en su único objetivo, preciso
indiferente a mí
de multiplicarse
por la medianera
dividirse
llenando más rápido
el tiempo
que me falta
verla crecer
la dirección no importa
diría nuevamente
que observar a la rosa
se parece
-lo juro-
a presenciar el universo
desde el centro mismo
de su pulsión
incandescente

kent

Inhalación

 

 

en el mar era el único
que arriesgaba
verdor
una toalla
zapatillas a la espera
las niñas gritaban
y en el agua
el momento
justo
como suspendido
respirar adentro
yo nadaba
entre las algas

Barco de inmigrantes

A Diana Bellessi

El barco que me trajo
había perdido el rumbo
y en lugar
de detenerse
en cada puerto
con faro
como estaba
acordado
cuidadosamente
siguió marcha
por los océanos
desparejos
hacia la tormenta
pasajeros desolados
primera clase
cada vez
más inquietos
ellos
preguntaron
incómodos
el destino
asegurado
la instancia del sueño
desde la cubierta, yo
detenido en el tiempo
miraba las gaviotas
comerse los deshechos
como suspendido del cielo
en la inmensidad
sin horizonte
la gente que amagaba
a despegarse del intento
y el viaje siguió
por arte de magia
sin que estuviera acordado
pero nadie se bajó
porque el ritmo lo marcaba
la tripulación
estática
hasta mi Tía Gracia nació a bordo
y el abuelo Raúl piloteaba
capitán, eslora
camarotes
ensenada
el bisabuelo Ramón y María la siciliana
los inmigrantes
del barco que me trajo
no se detuvieron en ninguna parte
y aquí estoy
como perdido
en este laberinto
de profundidades
que desarmo
con los dedos de esta mano

Archipiélago

 

Tenía siete años
cuando la maestra
desplegó el mapa
para que todos
viéramos
Las Malvinas argentinas
y yo tan pequeño
imaginé aquellos islotes
como animales
salvajes
como perros nadadores
ante esa inmensidad
entre todo el celeste
oceánico
tan chiquitas
las islas
perdidas
una guerra
que vimos
en familia
por la televisión Hitachi
de 22 pulgadas
a todo color
iluminando el comedor
y los sillones de caña
soldaditos de plomo
por el paisaje helado
caían las bombas
se hundían los barcos
nosotros jugábamos
a la batalla
inanimada
de los bandos
opuestos
bajo la sombra de los gomeros
sin flor
Las Malvinas argentinas
y cerca de casa
los vecinos
armaron
el muñeco
Dama de Hierro
de papel lo llenaron
paja seca
con zapatos viejos
tacos altos
y botones cosidos
en la cabeza
llevaba cartera
pezpunteada
atada a un palo
para que quedara así
tan imponente
pero igual
el fuego
terminó consumiendo
rápido
a la efigie
Thatcher
y bailamos los niños
haciendo ronda
mientras los soldados caían
por el camino a Puerto Stanley
destellos en el cielo
herido
la batalla
Pradera del ganso
el general que anunciaba
Estamos ganando
pero los muertos
se nos venían
encima
como desenterrando verguenza
y para cuando terminó
el engaño
la pantalla anunciaba
Argies
go home
nadie ganó
todos perdimos
y del Atlántico Sur
no volvieron
parece mentira
yo tenía siete años
y aún recuerdo
ese abril helado
chocolatines en caja
que enviamos
a las islas
para que el frío
no terminara
por congelar
esa desidia
del espanto

Middle Street

 
la noche en Inglaterra
viene siempre rápido
como el agua
gélida
mar abierto
del Canal
grúa terodáctilo
persiste
el taladrar
mandíbula
de lo incierto
el cuerpo
somnífero
se va yendo
por las rendijas
impúdicas
de la casa
playa
en el despueblo
despacio
cruza
diente cosido
bifurcación
por el sendero
hacia Middle Street
pasan
las viejitas
a comprar pescado
changuito
tartán
gato en bolsa
pero
el agua del estanque
que perdió
el color
lo transparente
dolor
oxigenado
los mosquitos
en larva
anfibio
piel mojada
como orzuelo
esperamos
la hora
para sentarnos a comer
debajo de la lámpara
que ilumine el pan
la jarra
de agua
plato playo
hasta el cansancio
en esta
nuestra cena
tan cotidiana

Onírico boreal

 

 

 
Dijiste: “Anoche soñé con la muerte”
Y yo te escuché tan así
como si nada

Lo que resta del día

 
volvíamos/ de la casona/ del gran director/río Hudson/ bosques pelados/ el agua del lago/ vedada a los bañistas/ la hamaca sola/ en el sueño/ de los invitados/ a la fiesta/ foto grupal/ mirar a la cámara/ chit chat/ en el tren de regreso/ masticamos palabras/ entre las horas/ desparejas/ la cama/ se nos hundía/ los rincones de franela/esta historia/ serviría para escribir/ una novela/ paréntesis/ y no hubo baile/ hablaron todos/ discurso brindis/ la guitarra que tocaba/ y se besaron los novios/ pero la primavera/ que no había llegado/ faltaba menos.